El término municipal de Moratalla sacó a concurso de ideas el centro cultural del municipio, dispuesto en un solar con una clara separación y asilamiento con respecto a la trama urbana del pueblo.
Es por eso que la vinculación debía promocionarse excavando el solar, que tenía un fuerte desnivel, comunicando la zona de la carretera del Campo de San Juan, con el acceso al pabellón de deportes y la piscina, a más de 6 metros de altura. El edificio sería, en realidad, una solución que vincula usos públicos en altura, planta y sección.
Además, los usos deportivos se encuadraban en diferentes volúmenes de color, que eran vistos desde diferentes partes del municipio, ya que se encuentra rodeado de altas montañas. El auditorio, como uso principal, también se manifiesta de la misma manera, homogeneizando la solución propuesta.
La vocación pública del edificio no sólo se pretendía explotar en cuanto a los usos que contenía, sino también en la forma de relacionarse con las preexistencias, también de uso público y con el resto del pueblo.
En colaboración con José Sánchez Vélez.
Vista desde la carretera Campo de San Juan
Vista de la vinculación de la cubierta con los usos preexistentes